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"Perdí a mis dos compañeros de pupitre de la escuela Montserrat en la riada de 1962" Antoni Surià https://www.rubi.cat/@@site-logo/ajuntament-de-rubi.png

"Perdí a mis dos compañeros de pupitre de la escuela Montserrat en la riada de 1962"

Antoni Surià

Antoni Surià Antoni Surià tiene muchas imágenes guardadas en su retina de aquel 25 de septiembre de 1962, aunque sólo tenía 12 años. Vivía con su familia en la colonia de Can Sedó y su padre trabajaba en la fábrica que llevaba el mismo nombre. La noche de la tragedia no fueron conscientes de lo que estaba ocurriendo en Rubí ya que esta colonia estaba bastante apartada de lo que era el centro de la ciudad. Fue al día siguiente cuando se enteraron de que la fábrica se había inundado (había un metro de agua) y de la desgracia que Rubí estaba viviendo en esos momentos. De hecho, Antoni explica que donde actualmente encontramos el paseo de las Torres y era la entrada de la fábrica entró una enorme cantidad de agua en Can Sedó. El rubinense recuerda como si fuera ayer la imagen que contempló al día siguiente desde el viejo puente de la vía: todo destrozado y un paisaje completamente desolado. Rubí ya no era la ciudad que conocía ese niño.

Su padre, como hicieron muchos rubinenses, se desplazó hacia el centro y hacia la zona de Escardívol para ayudar a buscar cadáveres y personas desaparecidas. Ese día por la tarde, el padre de Antoni llegó a encontrar 12 cadáveres él solo. Según explica, su padre se obsesionó mucho en encontrar a personas vivas. Tanto, que ya por la tarde, sufrió un ataque de nervios e, incluso, los vecinos tuvieron que impedirle que siguiera buscando a rubinenses entre los escombros.

Pero éste no es el único recuerdo que Antonio tiene de esos terribles días. Aún con mucha emoción, explica que él estudiaba en la escuela Montserrat y que, entonces, compartía mesa con dos alumnos de su edad, Sánchez y Soronelles. Pues bien, por culpa de la riada, los dos compañeros desaparecieron. Habían ido juntos a la escuela durante muchos años y Antoni recuerda que cuando volvió a clase, no estaban. De hecho, muchos de los testigos recuerdan como en sus respectivas escuelas y, una vez comenzadas las clases después de la tragedia, faltaban muchos de sus compañeros, que se había llevado el agua el 25 de septiembre.

Antoni comenta cómo cambió Rubí tras la riada. Antes, todo el mundo se conocía y se saludaba por la calle. Luego vino mucha gente de otros territorios del Estado, la ciudad se fue reconstruyendo y ampliando hasta llegar a la ciudad que es hoy en día.

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