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"Nunca me he arrepentido de lo que hice, porque yo siempre he tenido una gran fe en la Cruz Roja, entonces y ahora" Joan Andreví https://www.rubi.cat/@@site-logo/ajuntament-de-rubi.png

"Nunca me he arrepentido de lo que hice, porque yo siempre he tenido una gran fe en la Cruz Roja, entonces y ahora"

Joan Andreví

Joan Andreví Joan Andreví era un joven de 18 años voluntario de la Cruz Roja de Manresa y muy comprometido con el espíritu de ésta.

El motivo de hacerlo así fue porque, en ese momento, la Cruz Roja de Manresa (con mando fiel al régimen franquista) rehuyó ayudar hasta que no se les pidiera la ayuda por teléfono, cosa que difícilmente podía producirse ya que las líneas no funcionaban bien debido a las numerosas averías en los suministros. Muy preocupado por las noticias que les llegaban y sin pensárselo demasiado, decidió irse por su cuenta a ayudar sin avisar a nadie.

Joan llegó a Terrassa, donde nunca había estado, y el primer contacto que hizo fue con la Cruz Roja de aquella localidad. Recuerda cómo los cuerpos eran transportados en camión y, dependiendo de la distancia al lugar de encuentro, los llevaban hacia el cementerio de Terrassa o Rubí.

Una vez en el cementerio, ayudaba en la limpieza y la identificación de los cadáveres. Para facilitar las tareas de búsqueda se hacían fotos a las víctimas y las colocaban en la entrada de los cementerios. Cuando llegaban los familiares y reconocían a los suyos, éstos querían entrar desesperadamente para abrazarlos. Pero los voluntarios debían detenerlos como podían, ya que debían vacunar primeros a sus familiares, antes de poder identificar a sus seres queridos.

A lo largo de los doce días que estuvo trabajando, tanto en Rubí como en Terrassa, sólo comió lo que les llevaba la gente voluntaria. Llevaba puesta la misma ropa que el primer día y, unas noches dormían en los cementerios, dentro de los mismos contenedores donde transportaban muertos y, otras noches, a los que tenían en la Cruz Roja de Terrassa.

El padre de Juan estaba preocupado por su desaparición repentina, pero conocía bien su compromiso y ya sospechaba dónde estaba. Así que, empujado por el deseo de saber dónde estaba su hijo, a diario iba a la Cruz Roja de Manresa para ver si ellos podían darle noticias de su paradero. No fue hasta el duodécimo día que le hicieron caso y enviaron un vehículo en su búsqueda.

A Joan le encontraron en Terrassa, a las dos de la madrugada, y lo devolvieron hacia Manresa. A los pocos días desarrolló una hepatitis muy grave, como consecuencia de sus tareas como voluntario en el cementerio, puesto que los voluntarios fueron los últimos en ser vacunados.

Nunca se ha arrepentido de lo que hizo, ni perdió su fe en la Cruz Roja, aunque decepcionado por la actitud de los dirigentes de Manresa, se dio de baja de la entidad. Andreví cree que, actualmente, la Cruz Roja es una institución de carácter voluntario y sin ánimo de lucro en la que se puede confiar plenamente.

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