Fauna urbana
La mayoría de estas especies están protegidas por la ley, lo que conlleva que la ciudadanía tengamos unos deberes especiales con estos animales.
Entre estos animales destacan los pájaros, migratorios y sedentarios (golondrinas, vencejos, gorriones...), así como los murciélagos y los reptiles (salamandra, dragón rosado, lagartija ibérica...). Estas especies aprovechan estructuras de nuestras edificaciones tales como grietas o agujeros en las paredes y en las persianas para hacer el nido o refugiarse.
También hay que destacar las palomas, las cotorras y la gaviota patiamarilla, especies que no están protegidas legalmente.
Jabalíes
Desde mediados del siglo XX, el jabalí ha mostrado en Cataluña, como en toda Europa, una espectacular expansión demográfica y del área de distribución. Actualmente lo encontramos de manera cada vez más frecuente y en mayor cantidad en zonas urbanizadas o periurbanas y en los espacios verdes urbanos.
La adaptación a estos nuevos hábitats les ha permitido alcanzar una densidad de población mayor a causa del acceso a nuevas fuentes de alimentación más asequibles, así como nuevos espacios donde encontrar refugio para vivir y reproducirse. El impacto social de los jabalíes se puede traducir en daños a la agricultura y los jardines, colisiones con vehículos, sustos y lesiones a personas y animales de compañía, incursiones en las zonas urbanas y transmisión de diferentes enfermedades. Es por ello que desde el Ayuntamiento se hacen intervenciones puntuales para el control cinegético de la población de jabalíes del municipio.
Gatos
La presencia de gatos en la calle es habitual en todos los municipios y Rubí no es una excepción. La mayoría de estos animales son gatos asilvestrados y de vida libre (gatos callejeros) que pueden vivir en grupos estables (colonias) cuando no tienen que competir por el alimento. La problemática de las colonias de gatos viene determinada por el crecimiento incontrolado de poblaciones en la vía pública. Algunos ciudadanos dan de comer a los animales de manera incontrolada, lo que provoca el aumento de la población de gatos debido a la presencia de una fuente constante de alimentación. Una alta densidad de animales normalmente termina en focos insalubres y puede provocar la aparición de conflictos vecinales por las molestias derivadas.
Para hacer frente a esta situación, el Ayuntamiento de Rubí impulsa el programa Gatos de calle, que tiene por objetivo la protección de los animales y la convivencia ciudadana. El plan de actuación incluye, entre otras, la comprobación del estado sanitario de los gatos, su esterilización y recomendaciones a alimentadores autorizados por el correcto mantenimiento de los animales y del entorno. La gestión de los gatos urbanos conlleva evitar la superpoblación (no está permitida la erradicación) y se deben hacer compatibles las condiciones de salubridad del entorno, la convivencia con los animales y su bienestar. La Ordenanza de tenencia de animales prevé la aprobación de autorizaciones para aquellas personas que quieren alimentar a gatos callejeros. La concesión de la autorización estará sometida al cumplimiento de las condiciones detalladas en este documento.
Cotorras
En el año 2011 se incluyó la cotorra (Myiopsitta monachus) en el Catálogo español de especies exóticas invasoras y, por tanto, se daba por comprobado el daño que suponen para otras especies, los ecosistemas y la agricultura. Otros impactos negativos asociados a esta especie son los problemas por ruidos o el peligro de caída de los nidos, que pueden llegar a alcanzar un peso de 200 kg.
La inclusión de esta especie en el Catálogo supone no sólo la prohibición de su comercio, sino que obliga a las administraciones a prevenir su expansión y controlar las poblaciones.
Palomas
La paloma (Columba livia) es una especie autóctona que forma parte de la fauna urbana. Nos acompaña en parques y jardines e incluso ha sido elegido como símbolo de la paz. La sobrepoblación de esta especie, sin embargo, puede conllevar problemas al actuar como transmisoras de diferentes enfermedades. Otras problemáticas derivadas de un aumento incontrolado de la población de palomas son la acumulación de sus excrementos, de elevado efecto corrosivo, que puede provocar daños en las estructuras de edificaciones, espacios de uso público y mobiliario urbano, a la vez que ensucian aceras y fachadas. Asimismo, los nidos pueden ocupar y obstruir agujeros de ventilación.
A fin de evitar los problemas mencionados no debemos alimentar a las palomas en espacios de uso público, conducta que puede ser sancionada en cumplimiento de la Ordenanza de tenencia de animales. El hecho de no darles de comer, así como evitar la presencia de nidos de estas aves en los edificios, ayuda a controlar el exceso de población.