Casi 3.000 niños y niñas llenan Rubí de baile con motivo del Día Internacional de la Danza
Los y las danzantes han bailado ante sus familias en la Rambla del Ferrocarril, el pabellón de La Llana y la era de Ca n'Oriol
El alumnado de primero a cuarto de primaria de todas las escuelas de Rubí ha participado este viernes en el tradicional baile de los centros educativos con motivo del Día Internacional de la Danza, que se conmemora el 29 de abril. El acto, organizado por el Esbart Dansaire de Rubí con la colaboración del Ayuntamiento de Rubí, se ha vuelto a celebrar después de la pandemia y, por primera vez, los bailarines y bailarinas han actuado en tres espacios de modo simultáneo: la rambla del Ferrocarril, el pabellón de la La Llana y la era de Ca n'Oriol. La alcaldesa, Ana María Martínez Martínez, y otros miembros del equipo de gobierno han acompañado a las familias en la rambla del Ferrocarril.
1500 niños y niñas de las escuelas Torre de la Llebre, Ca n'Alzamora, Pau Casals, Schola, Regina Carmeli, Montserrat, Montessori y 25 de Setembre han bailado en la rambla del Ferrocarril. 678 niños y niñas de las escuelas Ramon Llull, Joan Maragall, Mossén Cinto Verdaguer y Rivo Rubeo lo han hecho en el pabellón de La Llana y 652 escolares de Maristas, las Escuelas Ribas, El Bosc, Colegio Balmes y el Teresa Altet han hecho el baile en la era de Ca n'Oriol.
Los y las alumnas de 1º y 2º han bailado el Ball de la civada, el Ball de cascavells de Cardona y Com una flor sempre més. Los niños y niñas de 3º y 4º han interpretado L’Indiot, El ball de bastons, Rigodons y El general Bum Bum. La entrada de las Gitanes ha cerrado el acto.
Antes del espectáculo se ha hecho lectura del manifiesto del Día Internacional de la Danza 2022 de la Asociación de Profesionales de la Danza de Catalunya que este año ha elegido un texto del bailarín y coreógrafo Toni Jodar. “Las formas de bailar son infinitas y cualquier lugar es un buen lugar para bailar. Para quienes aún no lo tenían claro, la pandemia acabó de demostrarlo: encerrados en casa, la danza daba sentido a aquel rincón oscuro del pasillo, en la sala de estar, en la cocina, en el balcón o en el dormitorio de sábanas estrujados donde bailábamos y, de repente, se convertía en un teatro de aforo galáctico”, dice el manifiesto.
